De profesión, youtuber

En mi época, cuando a un niño le preguntabas "que quieres ser de mayor", las respuestas más comunes eran futbolista, astronauta, médico y profesor. Como ya he comentado en anteriores ocasiones, los tiempos han cambiado mucho. Ahora, los niños ya no buscan referentes en la familia o en el entorno próximo, sino en Internet y las redes sociales. El joven sentado frente al ordenador con su habitación de fondo, hablando de Física o videojuegos, es lo que a día de hoy se considera un triunfador. Una personalidad histriónica y numerosos cortes de cámara son requisitos indispensables. Y creatividad, ingrediente básico. Esta no es tan fácil de encontrar, porque casi todo está inventado.

Con el propósito de llevar a cabo una tarea contextualizada con mi alumnado de 3º ESO, este curso decidí proponerles la realización de un vídeo doméstico sobre un elemento químico previamente asignado. El curso pasado, los alumnos llevaron a cabo exposiciones orales en clase; este formato sin embargo, no resultó demasiado exitoso. La ejecución de las exposiciones ocupó varias sesiones y la programación tuvo que acortarse por falta de tiempo (prejuicio para el profesor). Los adolescentes se expresan mejor y se sienten más cómodos frente a una cámara que frente a un público.

La primera reacción a la propuesta, como es costumbre a estos niveles, es preguntar "cuanto cuesta", que traducido a lenguaje corriente significa "cuanto puntua en la evaluación". Así, el alumno en cuestión empieza a hacer sus cuentas, porque hacerlo por aprender, siempre fue una tontería. Es entonces cuando el que quiere nota o el que está raspando el aprobado, se propone llevar a cabo la tarea. "Libertad creativa" fueron mis palabras, y esa fue la semilla del caos. El alumnado está tan acostumbrado a que le digan lo que tiene que hacer, que si no se lo dicen, entra en pánico. Cuando una clase entra en pánico, son unos veinticinco o treinta niños gritando. Sordera precoz del profesor.

Tras el griterío inicial, después de que el alumnado de rienda suelta a su adrenalina, el profesor los guiará y les mostrará ejemplos, reconociendo que la creatividad es fruto también del conocimiento. Habiendo anunciado el trabajo con mes y medio de antelación, se verá el día de la entrega, rodeado de pendrives y con el correo colapsado. Lo de "no dejar todo para el último momento" es algo que debemos decir siempre los maestros, aunque no creamos en ello. Cinco horas en fin de semana evaluando vídeos con los ojos inyectados en sangre. La mayoría realizados mecánicamente para salir del paso, efecto copia y pega formato. Y de repente, se obra el milagro: uno, dos, como máximo tres vídeos en los que no pestañeas, "curradísimos"  a la par que originales, en los que se puede entrever el trabajo y el talento. Solo un pequeño porcentaje de gente, puede convertirse en Youtuber de éxito.

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