Tipologías de alumnado

Aunque la docencia ha cambiado mucho en los últimos tiempos, hay cosas que permanecen inalterables. Perfiles de alumnos que se repiten año tras año. En mi época estudiantil, yo era una niña educada, que sacaba buenas notas, a la que le gustaba participar en clase cuando tenía oportunidad. Aunque me adscribieron al club de los chapones, nunca me sentí discriminada, al contrario, siempre tuve una ajetreada vida social. En adelante, os presento algunos perfiles más. 

EL REPETIDOR. Dícese de aquel alumno que pasa de todo, deja los exámenes en blanco y ni se molesta en abrir el libro. Se dedica fundamentalmente a observar desde el fondo del aula y cuando se aburre, a molestar. Desafiar al profesor es, a menudo, su mejor pasatiempo. Se esfuerza por ser el más malote del lugar.

EL LISTO. Dícese de aquel alumno que apenas trabaja y en los exámenes obtiene buenos resultados. Confía en su capacidad y la acompaña de una vagancia singular. Hablando de estudiar, menos es más. Su estrategia es como el secreto de la masa de la pizza, está por dilucidar.

EL ABANDERADO. Dícese de aquel alumno que se erige en líder del grupo por tener una madurez atípica para su edad. Abogado de las causas perdidas, manifestará su descontento con el sistema cada vez que tenga oportunidad. Posible delegado de clase con posibilidades de llegar a ministro.

EL CULO INQUIETO. Dícese de aquel alumno bautizado actualmente como hiperactivo. Le cuesta permanecer sentado, su afición es lanzar objetos en el aula y siempre quiere salir al encerado, ir a afilar, tirar algo a la papelera, hacer fotocopias, etc. Día sí, día no, se cae de la silla.

EL EJEMPLAR. Dícese de aquel alumno que trabaja, saca buenas notas y tiene una actitud excepcional. Plantea preguntas interesantes que suponen retos para el profesorado. Se disculpa ante el profesor por el mal comportamiento del resto. Muchos de sus compañeros le quieren y admiran.

EL NOTITIS. Dícese de aquel alumno que vive obsesionado con ser el mejor de la clase. No le llega el sobresaliente, necesita la matrícula de honor. Trabaja, saca buenas notas pero a diferencia del alumno ejemplar, suele contar con la animadversión de sus compañeros debido a su pedantería.

EL MÚSICO/DEPORTISTA. Dícese de aquel alumno que combina la enseñanza secundaria con la práctica de algún deporte o instrumento musical. En apariencia caótico, pero en realidad ordenado; es capaz de gestionar su tiempo de manera singular.

EL SOBRAO. Dícese de aquel alumno que alardea de sus buenos resultados y del poco tiempo dedicado a obtenerlos. Acompaña su comportamiento con actitud corporal, girado hacia atrás en su pupitre. El que estudia el día anterior porque le resulta "chupao".

EL INADAPTADO. Dícese de aquel alumno que se siente permanentemente incomprendido, fuera de lugar. No sucumbe a la presión del grupo, se reafirma en su personalidad. En ocasiones, puede rebelarse contra el mundo manifestando su opinión de manera firme; en otras, se echa a llorar.

EL GRACIOSILLO. Dícese de aquel alumno que tiene una broma/chiste para cada ocasión. Cuenta con el beneplácito del grupo y la cara de póquer del profesor. A falta de estudio, tiene futuro como comediante.

EL ANÓNIMO.  Dícese de aquel alumno que mantiene un perfil bajo sin hacerse notar. Solo participa cuando se le interpela de forma directa. Sus resultados pueden ser buenos o malos. Jamás protestan, tampoco molestan.

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