El laboratorio en Biología 3º ESO

La materia de Biología y Geología en 3º ESO dispone de solo dos horas semanales, siendo necesario en la práctica reducir el currículum por falta de tiempo. La materia se divide en tres grandes bloques: la célula como unidad estructural y funcional de los seres vivos, las personas y la salud y el estudio del relieve terrestre, además del método científico que se trabaja transversalmente en todos los temas, para  terminar el curso realizando un proyecto de investigación. La decisión de impartir Geología quedará al criterio del centro o del profesor, siendo una de las opciones más realistas suprimir esta parte, que se trabajará en profundidad en 4º ESO al estudiar la tectónica de placas. Por tanto, una posible distribución de la materia por evaluaciones sería la siguiente: la célula en la primera, la dieta y la salud en la segunda y la anatomía humana en la tercera. ¿Qué prácticas de laboratorio se pueden realizar entonces?

En la primera evaluación, comenzaremos con una práctica sobre normas de laboratorio y manejo del microscopio. A este respecto, debemos ser conscientes de que aprender a usar el microscopio es algo que lleva tiempo a los estudiantes, siendo probable tener que dedicar varias sesiones a ello. Una vez sepan utilizarlo y tras haber explicado en la teoría las partes de la célula, ya podremos pasar a la práctica de observación de muestras, ya sea in vivo (levadura) o previa tinción (células vegetales en cebolla). Para estas prácticas hay muchos guiones disponibles en la red; además, los materiales necesarios los encontramos en cualquier laboratorio escolar: microscopio, portaobjetos, cubreobjetos, vidrios de reloj, pinzas, colorantes y poco más. En relación a las dificultades que puedan surgir, lo más frecuente es la ruptura de portaobjetos por parte de los estudiantes al acercar demasiado la platina a los objetivos. Nuestra misión es procurar que no se corten con los restos, ni se manchen con los colorantes.

En la segunda evaluación, nos centraremos en el estudio de los alimentos y la dieta. Para ello, resulta muy interesante, llevar a cabo una práctica de análisis del etiquetado de los alimentos. Una vez proporcionemos a los estudiantes la información que debe estar incluida en una etiqueta, les pediremos que analicen algunas, pudiendo ser ellos mismos los que traigan una pequeña colección de casa. A continuación, pasaremos a realizar la práctica de reconocimiento de nutrientes en los alimentos, principalmente glucosa, almidón, grasas y proteínas. En esta práctica, será el profesor quien prepare los distintos reactivos (Fehling, lugol, Sudán III y reactivo de Biuret, respectivamente) y los ponga a disposición de los estudiantes. En el caso concreto de la glucosa, se necesita calentar con mechero; lo más prudente en este caso es que sea el docente quien realice el procedimiento y ellos observen. 

En la tercera evaluación, entramos de lleno en el estudio de la anatomía humana. Si nuestro laboratorio dispone de modelos de los distintos órganos, aparatos y sistemas, que los estudiantes puedan manipularlos será una opción estupenda para su aprendizaje. Esta práctica, los alumnos, la suelen disfrutar especialmente, si bien son frecuentes ciertos incidentes, como el juego con los cráneos, el hurto de algún elemento de laboratorio y por supuesto, el bullicio generalizado que impide al profesor llevar a cabo las explicaciones y que se da siempre que los estudiantes salen del aula.

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