Alumnos coronados

En las últimas semanas, las dificultades de aprendizaje de muchos alumnos se han visto acrecentadas por la telenseñanza. La falta de acceso a medios infórmaticos o el desconocimiento de como utilizarlos han sido los principales obstáculos a los que el alumnado ha debido enfrentarse para seguir en contacto con profesores y escuela. A pesar de lo antinatural que pueda resultar el confinamiento en la infancia-adolescencia, hay un pequeño-gran grupo de alumnos para los que la reclusión está siendo positiva en términos de aprendizaje. Supongo que como salir no se puede, lo que queda es cultivarse.

En primer lugar, están los alumnos diagnosticados de déficit de atención e hiperactividad, a los que les cuesta mucho concentrarse en el aula. Rodeados como están de los compañeros, cualquier cosa les resulta más interesante que lo que sucede en la pizarra. Se distraen ellos y distraen a los demás. Trabajar en casa, de manera individual, bajo la supervisión de un familiar se traduce en una mejora sustancial del rendimiento académico, ya que estos niños están siendo atendidos en sus hogares como lo haría un profesor de pedagogía terapéutica en el aula.

En segundo lugar, están los alumnos que tienen por costumbre ser los más graciosos de la clase. En ausencia de sus congéneres, el gasto de recursos cerebrales se limita a la realización de las tareas escolares. No tienen profesores a los que desafiar ni público que se ría de sus chistes, así que el tiempo que invierten en hacerse notar en el aula, lo emplean ahora en trabajar vía telemática.

En tercer lugar, están los alumnos que, al no tener claras sus prioridades, se dejan llevar por las malas influencias. En esta categoría, se incluyen aquellos alumnos que suelen rondar al malote de turno, en muchos casos, algún repetidor. En el entorno del aula, estos alumnos se compinchan con el jefe de la banda para boicotear al profesor y una vez más, intentar hacer la gracia. En el entorno doméstico, lejos del alumno instigador, trabajan de manera más que satisfactoria. 

Finalmente, están los alumnos que se esfuerzan en atender en clase pero no consiguen seguir al profesor debido a las interferencias que los grupos anteriores generan en el aula. Así, en una clase virtual, donde cada uno está en su casa, el canal de comunicación está lo suficientemente limpio como para que la comprensión sea más fácil. En estas circunstancias atípicas, incertidumbre aparte, nuestros alumnos se están "coronando", demostrando capacidad de adaptación, esfuerzo y una paciencia de la que creíamos que carecían. Esa es la lección más importante del año.

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