jueves, 29 de diciembre de 2022

Querido abuelo V

Querido abuelo,

Siempre que el año termina, no puedo evitar echar la vista atrás y hacer balance. Hace ya seis años que no estás y mi vida, como ya te he contado en otras ocasiones, ha cambiado mucho. De la universidad a un colegio y luego a otro y después, a otro más, esta vez en distinta ciudad. Tú ya sabes abuelo que soy una persona que se adapta fácilmente a los cambios, a la que le gusta reinventarse, pero no te voy a negar que últimamente, cuando miro a mi entorno, añoro cierta estabilidad. Conocer formas distintas de trabajar me ha hecho crecer como docente, pero despedirme de alumnos y compañeros a los que aprecio, es algo que por más veces que haga, me sigue costando. Y es que es difícil no encariñarse con las personas, sobre todo si son tan maravillosas como con las que he tenido la suerte de cruzarme. 

Pero vayamos al lío, abuelo, que ya sabes que yo soy mucho de enrollarme. Lo cierto es que este año, en lo que se refiere al ámbito profesional, no puedo quejarme. Como profesora, conseguí un contrato a tiempo completo, impartiendo únicamente mi asignatura; ese es un lujo que no siempre tenemos los docentes. Y como lo he disfrutado, abuelo. Lejos de los conflictos de la edad del pavo, he podido desarrollar la materia como siempre había soñado, haciendo proyectos, compartiendo inquietudes e intentando contagiar a los chavales mi entusiasmo. Aunque asumo gustosa el reto de la ESO, he podido experimentar lo increíble que es enseñar en Bachillerato, a alumnos hipermotivados, a los que les interesa de verdad la asignatura, con los que se puede practicar la exigencia y la cercanía a partes iguales. Tener la oportunidad de enseñar a los mayores ha sido, sin duda, la gran experiencia de este año.

En lo que concierne a mi vocación divulgadora, he conseguido sacar un gran proyecto adelante en la mejor de las compañías: un concurso de monólogos científicos. Ya sabes, abuelo, que en la divulgación, encontré la forma de aunar mis dos grandes pasiones: la ciencia y la comunicación. Fueron meses de arduo trabajo pero la experiencia mereció la pena; plantamos la semilla de algo importante, abuelo, pues como en todo, lo difícil son los comienzos. Gracias a ello, he conocido gente nueva, con intereses comunes a los míos; estoy segura que no cejaremos en el empeño de convencer al personal de las bondades de la ciencia. Al margen de ese gran proyecto, he seguido haciendo mis pinitos en colegios y universidades; todo sea por inspirar vocaciones científicas que, al fin y al cabo, es mi ambicioso sueño. El que nació gracias a mis maestros, los del cole, los del instituto y los de la universidad. Olé por ellos.

Por último y no menos importante, abuelo, la razón por la que amo este trabajo. Este año he tenido la oportunidad de profundizar en el conocimiento de las personas gracias al voluntariado. A la experiencia portuguesa que te he contado, he de sumar las visitas al economato con los estudiantes de Bachillerato. Ser testigo de como personas tan diferentes, como jubilados y escolares, dedican su tiempo a ayudar a otros, es de esas cosas que te devuelven la esperanza en el género humano. Las actividades en las que coinciden distintas edades, son una oportunidad única para el aprendizaje de valores, como el respeto al diferente, al desfavorecido, a los mayores. Aún recuerdo el día que acudí a los talleres donde los chavales dan clase a octogenarios que no pudieron ir a la escuela; una de esas experiencias que traspasa corazones. Dicen abuelo, que esta a la que estoy educando, es la generación más empática de todas; después de lo que he visto y vivido, me atrevo a decirte que hay esperanza. 

Gracias por seguir inspirándome.

Te quiero,

Eva

domingo, 4 de diciembre de 2022

Oda a 1ºESO

Si hay un curso de la ESO realmente especial para los profesores, ese es 1º de ESO. Un curso tan apasionante como agotador, por el que, en mi opinión, todos los profesores de Secundaria deberíamos pasar, para valorar, aún más si cabe, el trabajo de nuestros compañeros de Primaria. Un curso de esos, que hacen callo. Recién estrenada la ESO, la mayoría de niños y niñas aún conservan esa curiosidad y ganas de aprender características de la infancia. Esa, que a los profesores, nos llena el corazón de ternura e incluso, hace que nos sintamos mal cuando toca llamar a filas a nuestro alumnado. Y es que esas personitas tan ansiosas y motivadas, son las mismas que nos absorben la energía, como si de pequeños dementores se tratara. Tanto es así, que el nivel de agotamiento tras cuatro clases seguidas en 1ºESO es equivalente a una maratoniana jornada de entrenamiento.

Cuando un profesor baja a 1º ESO desde cursos superiores, de lo primero que se da cuenta es de la necesidad de ralentizar el ritmo de las clases. Las indicaciones deben ser repetidas un mínimo de tres a cinco veces. El nivel de autonomía del alumnado es muy bajo, siendo el profesor responsable de indicar todos y cada uno de los pasos a seguir en la clase; sin pasar por alto si lo que va a escribir en la pizarra, se copia a continuación, en otra hoja, en otra carilla o a boli o a lápiz. A este nivel, a la mayoría del alumnado le asusta la permanencia del bolígrafo y es frecuente que entreguen pruebas anónimas escritas a lápiz. Y es que poner el nombre en exámenes y trabajos, fue, es y seguirá siendo el caballo de batalla de los profesores a lo largo de los tiempos. A esta edad, empieza a desarrollarse el pensamiento abstracto y aunque son muy hábiles memorizando, las tareas que requieren ciertos niveles de razonamiento, como las preguntas tipo test, les cuestan mucho trabajo. Esas mismas dificultades están presentes en lo que al control de impulsos se refiere, pues con doce años, la paciencia no es una virtud que la mayoría practique. Así, nada más entrar en el aula, el docente será testigo de como el alumnado repite su nombre en innumerables ocasiones, se levanta del sitio sin  permiso o le da con el dedo en el brazo reclamando atención para pedir ir al baño, a la taquilla, a la papelera o donde se precie.

A pesar del esfuerzo que supone mantener el orden en una clase con estas características y de la prueba de fuego a la paciencia del docente, trabajar con 1ºESO resulta tan enriquecedor como emocionante. Si por algo destaca el alumnado de este curso es por su alta motivación por el aprendizaje y sus inmensas ganas de participar en la clase. No importa el tema, siempre habrá algún alumno o alumna con la mano levantada para compartir una anécdota más o menos relacionada. Y es que en 1ºESO, la vergüenza adolescente aún no ha hecho su aparición y el alumnado se ofrece voluntario para leer, corregir o compartir en voz alta sus opiniones. Con frecuencia, es necesario reconducir la clase, ya que sus intereses derivan a menudo en cuestiones fuera de temario. Dotados de una inmensa creatividad, abundan en este curso las preguntas originales, que dejan al docente fuera de juego en cuestión de segundos. Otra de las ventajas del curso es que resulta ideal para llevar a cabo proyectos diversos, ya que a estas edades trabajar competencias es tan importante o más que los contenidos. En 1ºESO, no existe la presión de cursos superiores por abordar todo el temario y las experiencias motivadoras de aprendizaje tienen mayor cabida en las programaciones. Experiencias que no sólo apasionan al alumnado, sino que también agradecen explícitamente. 

Por los motivos mencionados, 1ºESO supone un reto para cualquier profesor habituado a dar clases en cursos superiores. A este nivel, la clase magistral desaparece para dar paso a intercambios dialécticos en torno al temario entre un adulto y treinta niños y niñas ávidos de aprender, de los que el docente deberá asegurarse que tomen nota en el cuaderno. Eso, que los mayores hacen de forma automática, debemos enseñárselo a los más pequeños. Ahora bien, la paciencia, el tiempo y la dedicación de cualquier maestro, no es retribuida sólo a través del salario, sino que viene devuelta con creces mediante la admiración, el cariño y los abrazos de todos esos niños y niñas y también, de muchas de sus familias.

Querido abuelo VII

Querido abuelo, Un nuevo año termina y como tengo por costumbre, me gustaría compartir contigo como evoluciona mi sueño de ser docente. Casu...