miércoles, 3 de julio de 2024

La liga de la educación formal

El otro día, mientras esperábamos en la lectura de las oposiciones, un compañero de especialidad me dijo: "si no puedes jugar en primera división (refiriéndose a la Universidad), lo mejor es estar en segunda" (Formación Profesional). Desde entonces, llevo tiempo dándole vueltas a este comentario. Mucha gente opina que ser profesor de universidad es el culmen de la docencia. Si bien es cierto que los profesores universitarios han de ser doctores, no existen tantas diferencias con respecto a los docentes de enseñanza media mientras no se obtiene plaza fija: el salario y la inestabilidad laboral son parecidos. Quizás lo que entra en juego aquí es el distinto reconocimiento social que tiene la enseñanza en cada una de estas etapas.

En mis años como doctoranda y en el semestre en el que fui profesora en una universidad a distancia, me di cuenta de que el trabajo del docente se limita a la impartición de clases magistrales, corrección de exámenes trimestrales y tutorización de trabajos fin de titulación. Esto es así porque el alumnado es adulto y por lo general la docencia ocupa la mitad del tiempo del profesor o profesora, que dedica la otra mitad a la investigación. Esto hace que en ocasiones, los profesores universitarios descuiden sus obligaciones docentes y como consecuencia, los estudiantes reclamen desesperadamente su atención, sobre todo en lo que se refiere a la realización de trabajos. El trato con el alumno se restringe en este caso a una videollamada grupal, unos cuantos emails intercambiados a lo largo del curso y a un "tu cara me suena" en las pruebas de evaluación. 

En los años que llevo como profesora de Enseñanza Media y especialmente durante la pandemia, me di cuenta del papel clave del docente como guía-orientador del aprendizaje. A este nivel, el profesor o profesora desgrana los contenidos, diseña actividades y realiza un seguimiento exhaustivo de los estudiantes, que muchas veces son incapaces de abordar el temario en su ausencia. Por su edad, el alumnado aún carece de la autonomía necesaria para adquirir el conocimiento de manera independiente. Es por eso que el docente de Enseñanza Media marca tareas, realiza pruebas frecuentes y es conocedor de la casuística académico-personal de los estudiantes. Además de las horas de pizarra, ha de corregir tareas, un sinfín de exámenes y comunicarse con tutores y familias.

En mi opinión, todos los maestros y maestras, sin importar el nivel, merecen el mismo respeto. Me atrevería a decir incluso que cuanto más pequeños son los alumnos, más importante es la figura docente: Infantil, Primaria, Secundaria y por último, Universidad. Para muestra, lo mucho que quieren los estudiantes a las docentes de Infantil y la animadversión que generan muchos catedráticos. No se trata de desprestigiar la labor de los profesores universitarios, si no de darles a los docentes de etapas preuniversitarias la misma consideración y respeto, ya que en realidad, todos jugamos en la misma liga.

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Querido abuelo, Un nuevo año termina y como tengo por costumbre, me gustaría compartir contigo como evoluciona mi sueño de ser docente. Casu...