domingo, 23 de junio de 2024

Querido abuelo VI

Querido abuelo,

Parece mentira pero otro curso ha terminado, el tiempo cada vez pasa más rápido. Como ya te conté anteriormente, este año supuso un gran cambio para mí. Entrar en el sistema público fue encontrarme de lleno con la burocracia, pero también con un horario llevadero y grandes oportunidades formativas. Me ha tocado ponerme al día con la documentación y poner a prueba mi ingenio para motivar a un alumnado de lo más heterogéneo. Pero ya me conoces abuelo, con lo que me quedo siempre, es con el factor humano. Al margen de los recursos, a veces incluso a contracorriente del sistema, la educación es posible gracias a las personas.

En la escuela pública, he encontrado magníficos compañeros. Como sustitutos e interinos, intentamos no naufragar en la tempestad del curso académico, al fin y al cabo todos somos novatos. Por eso, la mayoría de gente está dispuesta a echar una mano. Este año he conocido a profesoras y profesores comprometidos con la igualdad, el cuidado medioambiental, la potenciación de la creatividad y el trabajo directo con las familias. En lo que respecta al alumnado, he visto salir adelante a estudiantes con situaciones complejas, pero también como perdíamos a otros en el camino. Ya sea por falta de recursos en casa o de motivación en el aula, algunos abandonan el sistema sin que podamos hacer nada. Es algo a lo que es difícil acostumbrarse. La cara y la cruz de un sistema público, que da cabida a todos, también a los hijos e hijas de aquellas familias que no pueden pagar clases particulares.

Pero ser docente en el sistema público, también lleva implícito otro requisito: pasar por la famosa oposición, un sistema de baremación del profesorado, en el que se valora la capacidad memorística y la práctica docente y en el que la suerte, es un factor clave. Estemos o no de acuerdo con este sistema, es algo por lo que debemos pasar los docentes si queremos seguir enseñando. Y eso también lo he aprendido este año, abuelo. Que lo importante es dar lo mejor de una misma y que ese examen que a priori puede parecer aterrador, no es más que una oportunidad de seguir aprendiendo y un recordatorio básico de lo que significa ser docente: revisar lo que haces año tras año. Un largo camino, que estoy empezando; siempre contigo a mi lado. 

Como siempre te digo abuelo, creo que este es uno de los mejores trabajos del mundo. Aunque hay momentos muy complicados, el cariño que recibimos los maestros es ilimitado. Este curso en particular, he tenido estudiantes que lo han pasado realmente mal, para los que las profesoras fuimos un salvavidas y que incluso, llegaron a decirnos "te quiero". Ahí caí en la cuenta, abuelo, que la escuela es el único lugar seguro para muchas personas. Y en cuanto al trámite por el que tenemos que pasar los docentes, quizás este pensado para hacernos mas resilientes y poder hablar con conocimiento de causa de la aceptación de los "fracasos" y del valor del esfuerzo sostenido en el tiempo. Nada mejor que predicar con el ejemplo.

Gracias abuelo por la paz y tranquilidad que me infundes siempre, sé que eres tú.

Te quiero,

Eva

Querido abuelo VII

Querido abuelo, Un nuevo año termina y como tengo por costumbre, me gustaría compartir contigo como evoluciona mi sueño de ser docente. Casu...